Facultad de Minas

Esta primera dimensión busca reunir diferentes voces, experiencias y aproximaciones que abordan el entendimiento del cuerpo humano más allá de una entidad física. Por supuesto, se parte de la pregunta general: ¿es el cuerpo un territorio? ¿Por qué? Se inicia con esta dimensión partiendo de la premisa que entiende el cuerpo como lugar que alberga la experiencia humana en todas sus dimensiones, proporcionando un espacio para la habitabilidad, la exploración, la identidad y la interacción.

Esta dimensión se refiere a la percepción más convencional del territorio como espacio geográfico y físico. Para ello, dentro de esta se proponen talleres prácticos de reconocimiento del territorio que no se alejan de la construcción histórica, simbólica, política, entre otras que hacen parte del espacio físico. En este sentido, se plantea iniciar con talleres en torno al territorio próximo, esto es, la universidad y su campus, para posteriormente adentrarse en talleres en torno a preguntas por la ruralidad en la ciudad, barrios populares, los ríos, el desarrollo y su papel en la transformación de los territorios, entre otros.

¿Cómo se ha representado el territorio desde las artes?” H2 Contenido: “Esta dimensión busca acercar las artes como mediadores en la construcción de imágenes, identidades y transformaciones a los territorios que habitamos. Las manifestaciones artísticas abarcan un abanico amplio de posibilidades y variaciones, por esto, para este ciclo se proponen talleres mediados por el cine, la literatura y la música (inicialmente). El lugar desde el que escribimos y componemos (imágenes o canciones) juega un rol determinante en la configuración del sujeto mismo y de lo que plasma en su ejercicio artístico, así, el territorio no es sólo lo que se relata de manera explícita sino también la forma en la que se deconstruye y construye otras narrativas que contienen las dimensiones abordadas anteriormente durante el ciclo.

Para esta dimensión se busca abordar la incógnita que ha surgido en los últimos años de considerar los espacios digitales o virtuales como territorios habitados por la humanidad en la actualidad, partiendo del significado de la palabra meta-territorio, definido como un ecosistema que propone nuevas formas de territorialización que trasciende las limitaciones físicas y pueden tener reglas o dinámicas propias, desafiando los modelos históricamente dominantes. En estos espacios las interacciones sociales, la comunicación y la actividad humana tienen lugar de manera digital, características únicas que los diferencian de los territorios físicos, permitiendo conectar personas de diferentes partes del mundo de manera instantánea, lo que permite que surjan alternativas de organización social y política.