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Algo está cambiado en los procesos impulsados por el Aula STEAM de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia: desde comienzos de 2024, los tradicionales cursos de proyectos en ingeniería nivel 1, 2 y 3 vienen transformado sus experiencias; más allá de las aulas, los estudiantes de diferentes ingenierías llevan el aprendizaje a territorios como los barrios de las comunas 1, 6 y 8 de Medellín y Guapi, municipio ribereño del Valle del Cauca.

 

 

¿Cómo formar ingenieros que no solo sepan resolver problemas técnicos, sino que también comprendan los territorios y trabajen de la mano con las comunidades? Esta pregunta iluminó el enfoque de la transformación curricular en la que vienen liderando Valentina Salazar Celis y Julio César Guerra, profesionales del Aula STEAM Sonny Jiménez, respectivamente. En lugar de asignar problemas hipotéticos, impulsaron a los estudiantes a identificar retos reales de sectores y corregimientos de Medellín como San Cristóbal y las comunas 1, 6 y 8 e incluso zonas lejanas como Guapi, en el Valle del Cauca. Durante las visitas, las organizaciones sociales les muestran sus realidades y necesidades urgentes.

 

El primer piloto se realizó con la Asociación de Mujeres Campesinas de San Cristóbal Simprevivas, quienes abrieron sus puertas para que los estudiantes conocieran su lucha por la soberanía alimentaria y el acceso al agua. “La comunidad no es un objeto de estudio, es nuestro aliado. Los estudiantes deben aprender a escuchar, a registrar lo que ven, a conversar sin imponer. Es una postura completamente distinta a la tradicional”, resaltó Guerra, docente y co-creador de la estrategia.

 

Esta esta nueva pedagogía apela al uso del diario de campo, una herramienta tomada de las ciencias sociales que permite a los estudiantes registrar lo que observan, escuchan y sienten durante las visitas. Con base en estos insumos, formulan un problema técnico, plantean objetivos y comienzan a construir propuestas; pero nada se hace sin retroalimentación: a mitad del semestre, las comunidades visitan la universidad para revisar los avances, hacer preguntas y orientar el rumbo de los proyectos.

 

“Ellos —los líderes comunitarios— nos asesoran. Vienen al aula, hacen preguntas duras, cuestionan las propuestas, eligen las que tienen más sentido. Es un ejercicio poderoso, el cambio no es solo de escenario, sino de enfoque ético y metodológico”, afirmó Salazar Celis, quien se ha acercado a través de su experiencia docente a comunidades como la de Guapi, pueblo pesquero del Valle del Cauca.

 

A partir de un reconocimiento de las realidades territoriales, los estudiantes propongan un diagnóstico e ideas que, desde la ingeniería, ayuden a que las comunidades construyan dispositivos o herramientas —escritas o prototipadas— que les permitan solucionar sus necesidades o carencias. En este sentido, no se da solo una visita inicial, la idea es lograr una conexión entre los estudiantes y las comunidades de modo que los proyectos formulados en primeros semestres sean retomados en cursos avanzados.

 

Es el caso de Proyecto Integrado, que se cursa en los últimos semestres y permite a los estudiantes diseñar soluciones más completas y técnicamente robustas. Po ejemplo, en el curso 3 se valida la pertinencia de la propuesta inicial y se puede escalar con más conocimiento técnico.

 

"Uno de los ejemplos más potentes ocurrió en Guapi. En el curso inicial, un grupo propuso reforestar el manglar con plántulas. Pero cuando el tema pasó al curso avanzado, se descubrió que el verdadero problema era la falta de información sobre la calidad del agua y el suelo. La solución cambió completamente: se diseñó un sistema de monitoreo ambiental con sensores y una aplicación móvil para que los pescadores pudieran recolectar y analizar datos. Eso fue una muestra de cómo el conocimiento técnico puede ponerse al servicio del conocimiento local”, dice Salazar Celis.

 

Los proyectos no solo tienen impacto técnico, también ético y social. En Comuna 8, por ejemplo, los estudiantes trabajaron con una organización que recolecta botellas para venderlas como reciclaje. Al principio pensaron en hacer ecoladrillos, pero la comunidad los descartó. Finalmente, diseñaron ladrillos con 70% de plástico metalizado, un material que nadie recicla y que la organización acumulaba sin saber qué hacer con él. Fue un proceso de frustración, reformulación y, al final, mucha satisfacción”, narró Guerra.

 

En otro caso, en Comuna 1, estudiantes propusieron un chatbot para optimizar la entrega de medicamentos en el territorio. Aunque la propuesta surgió en clase, los estudiantes decidieron seguir desarrollándola por fuera, en colaboración con la Universidad de Antioquia y el líder comunitario. “Cuando los estudiantes le ponen rostro a una necesidad, se vinculan emocional y profesionalmente. Eso los transforma”, aseveró Guerra.

 

Hasta hoy el Aula STEAM ha movilizado a más de 250 estudiantes de diversas ingenierías de todos los departamentos de la Facultad de Minas y ha abierto diálogos con comunidades que conocen mucho sobre las realidades de sus territorios para que la ingeniería se base en necesidades reales para crear e innovar. "Es una apuesta política: construir universidad pública con los pies en los municipios, corregimientos y barrios", expresó Valentina.

 

Además, el equipo logró que la Universidad Nacional de Colombia aprobara un proyecto de Extensión Solidaria, que permitirá continuar el trabajo con las comunidades más allá del aula. “Queremos que la Universidad Nacional le devuelva algo real a estos territorios. Que no sea solo un ejercicio académico, sino una forma concreta de retribuir la confianza que nos han dado y que podamos aprender de ellos”, reiteró Guerra.

 

Ante los retos que tienen los modelos universitarios en la actualidad en Colombia, este tipo de experiencias del Aula STEAM ayudan a conectar los procesos de la ingeniería, que han estado muchas veces desvinculados de los estudios y las realidades sociales, con la idea de la formación ética e integral, que va más allá de las fórmulas y se interna en territorios y comunidades que pueden enseñar tanto o más que las fórmulas de los libros.

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