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Durante 27 años, Flor Ángela Marulanda Valencia dejó saberes profundos en los corazones de los estudiantes y colegas de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia. Con una carrera construida sobre el rigor académico, el compromiso ético y el servicio institucional, dejó un legado de humidad en su campo del saber. Hoy se despide de las aulas, pero no de su pasión por enseñar y aprender.

 

 

La etapa de jubilación es para ella el culmen de una dedicación noble en la que le enseñó a diversas generaciones sobre saberes empresariales y corporativos. Hoy deja tras de sí una huella imborrable en sus estudiantes y colegas que la reconocen como una maestra integral. “Me gustaría ser recordada como una profesora comprometida con la formación integral de sus estudiantes, guiándolos siempre desde el ejemplo personal”, afirma con la serenidad de quien sabe que ha cumplido su misión.

 

Ingeniera Administradora egresada de nuestra Facultad, afirma que esta la vio crecer como docente. Flor Ángela integralizó su formación con una maestría en Ciencias de la Administración de la Universidad EAFIT y un doctorado en Ingeniería, Industria y Organizaciones en la Facultad de Minas, también cursó especializaciones en Finanzas, Preparación y Evaluación de Proyectos y Gestión de la Calidad Universitaria. Su formación académica no solo cimentó su quehacer docente, sino que le permitió aportar al currículo empresarial desde diferentes frentes investigativos, especialmente en las áreas de emprendimiento y la historia.

 

Su vocación por la docencia tiene raíces profundas, casi orgánicas. “Mi madre y varias de mis tías también fueron profesoras”, recuerda, reconociendo que el aula siempre estuvo presente en su imaginario familiar. Sin embargo, antes de dedicarse por completo a la academia, se desempeñó durante casi ocho años en el sector privado, en empresas como Polímeros Colombianos S.A., Industrias Cicloby y Alimentos Friko S.A. “Considero fundamental ese vínculo con los desafíos organizacionales, ya que permite 'aterrizar' los conocimientos adquiridos”, expresa, convencida de que la experiencia práctica fortalece la enseñanza.

 

Algunas de las asignaturas que dio en su paso por la Facultad de Minas son: contabilidad general, contabilidad de costos, administración financiera, teoría organizacional y gerencia estratégica. Más allá del aula, fue secretaria de la Facultad en dos períodos, y también directora del Departamento de Ingeniería de la Organización. Su carrera ha sido un testimonio de servicio institucional constante, discreto y firme, siempre orientado a garantizar la calidad académica y administrativa de la Universidad Nacional de Colombia.

 

Flor Ángela también hizo importantes aportes investigativos, participando en publicaciones fundamentales para la historia de Antioquia y sus instituciones como Universidad EAFIT 50 años: 1960-2010. Ciencia y humanismo que señalan el futuro, El Banco de Sonsón. Historia empresarial regional y Medio siglo de familia para las familias. Asimismo, dirigió más de 30 trabajos de investigación en pregrado y posgrado, actuó como par evaluadora de revistas científicas y fue jurado de tesis de maestría y doctorado, contribuyendo con su rigor a la producción académica del país.

 

El profesor Daimer Higuita López resalta su apertura al diálogo y su compromiso con la formación de profesionales íntegros: “Es una persona verdaderamente receptiva a diferentes puntos de vista”, señala. Por su parte, Andrés Julián Saavedra Montes destaca su carácter y buen humor: “Es una mujer con un excelente sentido del humor, siempre dispuesta a compartir sus experiencias. Nos deja como legado el respeto por las normas y una visión resiliente de la misión institucional”.

 

Ahora, en su nueva etapa, quiere aprovechar el tiempo para disfrutar de otros saberes: la lectura, el cine, el baile y la vida en el campo, de la cual disfruta sembrar y cosechar, aunque reconoce que todavía está aprendiendo. “Lo asumo como parte de los nuevos conocimientos que deseo adquirir y poner en práctica en esta etapa de jubilación”, confiesa con una sonrisa tranquila. El retiro no significa para ella un final, sino el comienzo de un nuevo ciclo de aprendizajes.

 

Flor Ángela Marulanda se despide de la Universidad Nacional con la misma elegancia con la que enseñó: con gratitud, con disciplina y con la certeza de haber sembrado no solo conocimientos, sino también humanidad. La Facultad de Minas echará de menos a una gran profesora, pero ganará un legado que perdurará en cada estudiante que aprendió de ella a pensar, a cuestionar, y sobre todo, a actuar con ética y pasión.

 

 

 

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